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A veces los ángeles, aún siendo entidades a las que se les proporcionan alas, prefieren arrastrar los pies y vivir entre los mortales. Algunos, hasta han tropezado conmigo, fijado sus ojos en los míos e indagado mis pesares.
A veces los ángeles, aún siendo entidades a las que se les proporcionan alas, prefieren arrastrar los pies y vivir entre los mortales. Algunos, hasta han tropezado conmigo, fijado sus ojos en los míos e indagado mis pesares.
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En ocasiones he pensado, que la misión de cada uno, es concreta y sin excepciones a la regla universal, sin embargo, han de elegir, con dificultad, entre lo que se debe hacer y lo que se quiere.
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Hoy uno más levantó su mirada hacia mi entorno, quizás degustó la risa loca de mi hijo, o las ocurrencias de esta servidora que se las ingenia en inventar excusas para que su pedazo de cielo no se aburra de aquel lugar de bullicio, una o la otra, pero sí… Fui reconocida por un ángel que apiadó con un gesto emotivo, un alma en vuelo que a veces olvida que aún queda mucho por hacer.
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Sólo recuerdo la frase de aquel simpático mesero: “This kind of gesture, makes me realize there’s still hope in the world…” Yo sólo le sonreí, agradecí a la buena suerte, y tomé los 50 dólares que sirvieron para pagar el almuerzo, darle al chico una propina mayor de la que esperaba y visitar F.Y.E. para comprarle a mi hijo el soundtrack de la película, que hace tanto tiempo esperaba.
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Lástima que aquel, partió sin tener la oportunidad de reconocerle el rostro… mejor así… me anima a verlo dibujado en cualquiera de los seres que, cruzarán por mi vida, en lo adelante.
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