Muro por delante, muro por detrás, rutina convertida en día lluvioso donde los mareos de la vista me nublan el resto de los sentidos.
El equilibrio logrado se pierde en pensamientos vanos, pero hirientes.
Deudas que se incrementan, vacaciones que nunca llegan y el alma que se desgasta con cada gota que revienta el metal que cubre mi cabeza.
Sentimientos encontrados, amor y odio que retozan comprimiendo el corazón que acuerda conmigo en seguir latiendo hasta que me harte.
Metas logradas, unas más que otras, historias para contar, carencias.
Enojos momentáneos que incitan a tomar decisiones imperecederas, vista la vida desde arriba, puedo distinguir el caos que se avecina.
Cierro y abro los ojos, me complazco en comparar esta mañana con la que muchas veces engañó mi soledad en la ciudad donde todo debía ser de sol.
Quizás el no dormir bien o el cansancio de fiesta en martes, me hace pensar tantos disparates, pero en días como hoy a veces solo quisiera escaparme.
Creo que haré mi pelo y comeré solo lechuga en lo que resta de semana, a ver si influye en mi ánimo y dejo de estar pensando tanto en el mañana.
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