El parque
de diversiones de mis sueños era azul. La fuerza de voluntad negra y junto a
ella, la línea hacia la montaña perfectamente recta. Llega mi turno, logro
subir y en menos de un segundo me veo lanzada hacia lo incierto… y caigo a un
suelo de nubes supuestamente azules, porque todo lo que veo lo es, porque no es
coincidencia eso del color favorito... Porque no es coincidencia eso de tener
tantas cosas en común... Porque no es coincidencia que el chocolate se mezcle
con té y que la psicodélica me pegue, y que de repente me sorprenda un listado
de canciones elegidas para mí, mi spotify azul strikes again. Porque no ando en busca de colores primarios, mucho
menos el azul. Pero cómo le explico a la coincidencia que deje de ser tan acertada.
Y es que a
partir de hoy propongo vetar el consumo de papas majadas, conversaciones acerca
de tiburones, Ray LaMontagne y bueno…. Bluetooth.