En silencio...
"..No he de callar, por más que con el dedo,
ya tocando la boca, ya la frente,
silencio avises o amenaces miedo."
Quevedo.
Puede que calle. Puede que ate a la punta de mis senos, dos pétalos escarlatas de unas cuantas rosas centenarias que aún oscilan por entre el regazo de lo que ahora no diviso claramente. Quizas el egoismo de lo que me trae placer, a la par del sin sentido, me ayuda a dimitir.
Si, negar que en lo oculto de algunas acciones, se encuentran atadas almas condenadas a un pulgatorio improvisado. Puede que quiera encerrarme entre la niebla de lo inexplicable, pero que en su momento fue gloria, o algo más. Pudiera revolcarme en tu olor e imaginar que aun me miras desde lejos, invitándome a tomar de aquella bebida mortal que ironicamente te mantuvo con vida.
Hoy quizas siga en el silencio de aquella vela, que dulcemente se deja llevar por una brisa vespertina, divisando entre el humo tu mirada de ultratumba, mientras adentras en mi oscuridad bendita.
Lucho por excederme y en el limite poder gritar lo que mi garganta ha de callar.
El dedo que quiero acaricie mi boca, es el que ahora avisa silencio, amenaza miedo y provoca desconsuelo. Alucinando sentir tus manos en mi cuerpo, brindo por esta gota de sangre que ahora calienta mi cuello, y voy muriendo en cada sorbo, mientras liberas suavemente los pétalos escarlatas de mis senos. Y sigue el silencio.
Cubres mi pelo mojado con el manto que robaste al ángel de la oscuridad, y consigues destilar mi olor, simulando un acto heroico de reyes de otras galaxias. Cada noche besas mi boca y me haces delirar, me desgastas el liquido que corre por mis venas y luego te vas.
Han pasado algunos años desde tu desaparicion, y aun disimulo esperar la llegada de una nave, con noticias frescas de tu muerte, mientras los petalos convertidos en nada, vuelan como cenizas de cuerpos asesinados por la mirada maldita de los que ahora se añuedan de tu castillo y comparten tu bebida.
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Mientras yo espero paciente las noches de luna llena, para vestirme con el manto del que fue excomulgado y caminar hacia tu encuentro, revolcarme en tu olor e imaginar como aun me miras desde lejos, invitandome a tomar de aquella bebida mortal que aún nos mantiene con vida, por toda la eternidad.
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