Hay abismos entre planes y realidades, mientras tanto, me gusta resecar mis manos y planificar un menú diario de besos y abrazos, vestida de esperanza y gozándome del vuelco que da mi alma cuando lo ve llegar.
Ya casi dos meses en una nueva ciudad que empiezo a sentir mía, el frio de anoche me recuerda que aun no estoy del todo acostumbrada, pero el caliente de su cuerpo me provoca resolver el problema con unas cuantas tazas de chocolate caliente, gorros, guantes y bufandas.
Divina la mañana, casi perfecta. Lo será cuando él regrese a casa.
Me encantaría NUNCA tener que irme a trabajar para pasarme el día entero contigo!! te amo!!