Las caídas de esas que generan dolor en el alma, te ayudan a avanzar sin tener en cuenta opiniones, caducidad o principios inútiles de lo que siempre termina, de lo que en invierno se vuelve frio y muerto en aquella calle vacía de Punta Prima, o en los dislocados meses de verano calientes y huracanados de Miami. De un infinito al otro, en medio de ambos puntos, quizás me encuentro yo, o lo que queda de lo que pensé quedaría.
Avanzando entre los matorrales que combinados de ansias y posibles desajustes de vida, pudieron ubicar el lugar exacto donde el alma se enlaza de tantas posibles realidades que encadenan mi personalidad y hablan de lo que ahora soy.
Pudiendo observar desde lejos que pronto estaré dándome la auto-bienvenida a una nueva década de vida, debo planificarme el rosado que tinture mi corazón, despertar el escorpión dormido y darle una misión muy centrada y específica: ayudarme a vivir.
Además de saldar viejas deudas, realizar nuevos viajes y ver qué puede nacer de nuevas reuniones y presentaciones de ideas, pienso que este año terminará como debe de ser. Solo cuatro faltan, y ya se me hace visible un tranquilo “the end”.
Labels: reflexión
Humm, Viaje!, reencuentros, alivios,saldar viejas deudas, y planificaciones! eso me suena bien!
Ya estamos a ley de cuatro meses!,wao!!, y lo mejor es que me veras varias veces en ese periodo!, jajajaj
ILOVEU
Dicen que cada salida es una entrada!, prepárate para el Next Level!