Está lloviendo, y no es que me exciten las gotas que se mezclan con la tierra roja en las ventanas, tampoco es que no me guste la respiración de un cuerpo cansado que me recuerda en lo profundo del alma lo que nunca ha cambiado, el deseo de amar, los inolvidables momentos y la tan ahora realística fantasía, podrida de placer en los rincones de un aposento ahora habitado por dos, mañana por tres.
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Cubro mis inquietudes con colores de un arcoíris que en día gris iluminaron mi madrugada y pienso en el día de hoy, cuando se cumplen diez años de decir adiós a esa etapa de mi vida, tan amada, esa noche que sin esperarlo hasta un dedo me lastimé, pies gastados de tanto bailar, vestido de gala confeccionado por la mejor modista de todos los tiempos, honores y entrega de un merito que sigo llevando colgado de una pared hoy amarilla, pero que ha conocido ya tantos clavos.
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Reflexiono y pienso que los años no pasan en balde, algunos doctores, otros ingenieros, pocos músicos y unos cuantos hoteleros. Yo vagamente pertenezco al último grupo y llevo alguna influencia del anterior, pero de vuelta a la realidad recién ahora voy tomando el rumbo que me impone el destino, con poquito de uno, del otro, en fin, llevo recuerdos, enseñanzas y empatía, no se ustedes viejos compañeros de viaje, pero yo sigo en el umbral…
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Limine 97
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Miss u guys!
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