Me supongo que el domingo a las tres, es un sábado a las seis, para no cantar con pena lo que en el alma se lleva. Profundizo entre la increíble levedad del que aparenta ser en la oscuridad de las noches lo que en el día se sugiere como algo vano. Muchos dirían que en la ignorancia del que no sabe contar, pudieran enredarse los problemas del humano, mas digo que yo, que sí se numerar, prefiero seguir de ida y permitirme una escapada, ilegal y sin sentido.
Te ubico y observo, te regalo mi tormento, pones el ánima en vilo y supones ser sutil cuando el deseo se te encarna en el cuerpo de una mujer, busco excusas y te evito, suponemos lo peor, mas entre el canto gregoriano del ángel dueño de la noche, prefiero seguir en tus pasos y acomodarme en el recuerdo de lo que luego olvidaré.