No hay mal que dure 100 años ni cuerpo que lo resista. Pero bueno, después de tanta tecnología, la ciencia al fin se apiadó de mi y quizás con unas cuantas intravenosas de olvido ligado con poquitas gotas de desapego, me uní al club de las nuevas felices de la cuadra. Y mira que no hablo de amores perdidos, o ilusiones incumplidas, porque por lo visto el equipaje que dejé en la estación me sirvió para poder disfrutar de la lluvia caliente y algunos besos de paso. Hoy encuentro un CD mitad sucio, mitad rayado, con pocas letras y mucho sentimiento, quizás me arregló la noche, tiene olor a familia, después de un día entre oficinas, números, hospitales y medicinas. Hoy veo a lo que me quita el sueño disfrutando de unos cuantos musicales (hmm.. parece que salió a mamá)… mientras me observan las lindas caritas de los cartoons que ahora adornan la laptop, porque todo lo personaliza, porque dirige mis pasos y gobierna mis instintos.

Pero quizás iba a hablar de semáforos en rojo, o algunas cuantas caricias ligadas de deseo, o unos poquitos besos esperados… o citas… o semáforos en rojo (hmmm… ya lo dije)… pero me da vergüenza admitir un día como hoy, donde he rechazado una salida a un mall con mi mejor amiga, por quedarme enganchada en los brazos de Morfeo que luego rechacé por razones de vicios musicales y llamadas telefónicas, que me hace falta lo que a ti también.

Dos mundos, uno comiendo heladito y el otro compartiendo con amigos… me pasa un sábado mas, de tantos esperados, creo que al menos aunque no dormí, descansé y gané al que ahora degusto sin tantos carbohidratos, y un poco de sabor.

A ver qué me pienso… creo que la guitarra me llama… hoy es un día de esos...

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