En un lejano lugar, mezclado el aroma de las rosas con las onduladas y caprichosas escapadas de un ruiseñor enternecido por el sincero y proclamado mundo de colores, vi encender una vela por encima de aquella mirada peligrosa, que enarbolaba los cuerpos de autoestima desvastada, transformaba las picaras muñecas encartonadas y suplicaban, desde sus adentros, por unos labios tibios que entre la niebla despertaran los mas siniestros deseos, entretejidas las ramas.
Pude notar en lo oscuro de la noche, aquella luz tenue que se movía al compás de la brisa, capaz de detonar bombas de pulsos incontrolables, penetrando por los poros húmedos de la lógica absurda de lo inevitable, buscando en folletos de viejos filósofos disimuladamente locos, respuestas a esa mirada que le desgarraba en lo mas profundo de su alma.
Fueron besos susceptibles, suplicas de amor fingido, apuestas a lo ya perdido y pronósticos de dibujos animados pasados de moda por los imperdonables años de la era post-moderna. Fueron múltiples ráfagas de estrellas fugaces que desde el cielo desenredaron los deseos de la carne, y entre el silencio de una noche de invierno, intercambios de saliva y el sin sentido de lo que en minutos se esfumaría, agotó sus fuerzas una vez más, y la hizo suya.
Pude notar en lo oscuro de la noche, aquella luz tenue que se movía al compás de la brisa, capaz de detonar bombas de pulsos incontrolables, penetrando por los poros húmedos de la lógica absurda de lo inevitable, buscando en folletos de viejos filósofos disimuladamente locos, respuestas a esa mirada que le desgarraba en lo mas profundo de su alma.
Fueron besos susceptibles, suplicas de amor fingido, apuestas a lo ya perdido y pronósticos de dibujos animados pasados de moda por los imperdonables años de la era post-moderna. Fueron múltiples ráfagas de estrellas fugaces que desde el cielo desenredaron los deseos de la carne, y entre el silencio de una noche de invierno, intercambios de saliva y el sin sentido de lo que en minutos se esfumaría, agotó sus fuerzas una vez más, y la hizo suya.
Labels: cuento
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