Reflexión de un día gris...
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Hablando con la misma que a veces se acuesta conmigo y amanece en otra cama, estuve comentando de los días como el de hoy. Gris, y no sólo porque el cielo esté nublado, sino porque en general todo se ha teñido de ese que aún recuerdo (porque me impresionó tanto) abarcaba ese pueblito triste y muerto en vida de aquel libro con portada amarilla de un mago llamado Oz. “Vivir del cuento” no es lo mismo que “vivir en un cuento”. Y sea Dorothy o no, me siento más bruja que doncella, más mala que buena, más pobre que rica y más malvada que princesa. Porque si de cuentos hablamos hay muchos que aún no creo, incluyo ese de echarle unas cuantas onzas de NH2, (¿Eso es?, nunca fui buena para la química), bueno… de orina y agua bendita (y es que por estos rumbos los cubanos todo lo resuelven con el H2O de los dioses) a una supuesta brujería que te han dejado al frente de tu casa.
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Ayer estuve viendo un capítulo de Felicity (si, si… ando atrasada… pero nunca la pude ver completa en mis años de moza disfrazada…) en donde la compañera de piso (una locasa metalicona ella, con piercing en la nariz y una vestimenta mas rara que el carajo) le hacía unos conjuros… en fin, idioteces, pero que al parecer dieron resultado: pérdida de memoria, torpeza y facilidad para tropezar con cualquier porquería y caer al piso… y la razón principal por la que tuvieron tan buenos efectos al parecer fue porque la víctima empezó a creer en tales. Y yo no he ido lejos, quizás todo lo contrario, demasiado lejos. Y me pongo a pensar en la cantidad de religiones, creencias y sobre todo ritos diabólicos que existen en este mundo más satánico que santo, y en cómo estaría el ser humano si cada conjuro que le hace un primero pusiera de cabezas a un segundo.
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Pero a medida que pasa el día gris del que empecé a hablar (porque no eres el único que te desvías del tema, Cueto), pienso en dos palabras que lamentablemente muchas personas toman como pan de cada día: la maldad, (uf, mejor sigo dando a mi escrito otro rumbo...)
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Quizás mas del 70% de la población “miamense” odia los días como el de hoy, por cosas tan simples como que en cada esquina hay un choque por lo que los tapones se intensifican, la humedad te ahoga y aún así debes salir abrigado pues el frío te quema… (y si sigo les quito el deseo de venir a este pedazo de Cuba encantada, y no es mi intención).. pero yo siento todo lo contrario. Desde que vivía en Santo Domingo, para mí los días “brillantes” eran esos en los que mi abuela (que en PAZ descanse) tapaba sus oídos con los dedos para no escuchar esos horrendos truenos, los chamaquitos del “Manguito” bajaban por las cunetas llevados por la corriente de agua sucia de algo más que NH2 (o lo que sea), y la puerta de mi cuarto tenía que cerrarla de un empujón porque según mis abuelos “crecía la madera”.
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También pienso en felicidad, esperanza... hoy día gris pienso en amor.
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Sí, siempre he amado los días como hoy, y he sentido una enorme frustración (sí, mátame) al ver dos pájaros posados en un alambre de electricidad haciéndome poses de “Paris Hilton” y yo con mi cámara en casa… ¿Sabes? Cuando estés conmigo creo que también los disfrutarás…
Labels: desvaríos, la gente, recuerdos, reflexión, vivencias
esos días grises que nos ponen a reflexionar, a pensar, a recordar, esos días que la melancolia nos rodea y talvez nos hace divariar o talvez solo es el mal tiempo que viene a darnos la buena cara.
Creo que eso de desviarme fuiste tu que me lo pegaste!!!, barbarasa como dejaste la cámara!!!!
estos días grises yo se como puedes pasarla bien.....